EL MISMO DIOS

Prof. Abner B. Bartolo H.

 

Un estudiante de teología hizo el siguiente comentario: “Me cuesta creer que el Dios del Antiguo Testamento sea el mismo Dios del Nuevo Testamento. El Dios del Antiguo Testamento es destructor y ordena matar a poblaciones enteras. El Dios del Nuevo Testamento es Dios de amor y es salvador antes que castigador”.

Ese comentario me hizo recordar la herejía de Marción (85-160). Él afirmaba que el Dios creador no es el mismo Dios Padre de Jesucristo. Para Marción el Dios del Antiguo Testamento es sangriento y vengativo, responsable de los males y las guerras. En contraparte creía en el Dios Bueno, el Dios de amor. Eso condujo que rechazara la autoridad de todo el Antiguo Testamento y gran parte del Nuevo (excepto el evangelio de Lucas y las cartas de Pablo, omitiendo las referencias al Antiguo Testamento).

Marción fue influido por las enseñanzas gnósticas, lo que le llevó a concebir una nueva forma de entender el cristianismo. La misma actitud observo en algunos estudiantes de teología, que se dejan influenciar por cualquier enseñanza sincretista y ajena de la “fe que fue entregada una vez a los santos” (Judas 3). Estos estudiantes son superfluos en su fe.  Son llevados por cualquier viento de doctrina. Sus convicciones dependen de qué libros leen y a qué maestros escuchan.

Por otro lado, Marción negó la inspiración divina de la mayoría de los libros bíblicos, rechazó las Sagradas Escrituras, y estableció su propio canon bíblico (tergiversando a Lucas y a Pablo). La misma actitud observo en algunos estudiantes de teología. Estos ya no creen en el mensaje bíblico y no se sujetan a su autoridad.

Mi respuesta al comentario fue que es el mismo Dios tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. El mismo Dios amoroso del NT se observa en el AT. Menciono algunos ejemplos: El amor a Adán y a Eva al cubrirles su desnudez, el amor a los israelitas rebeldes en el peregrinaje por el desierto, el amor por las tribus israelitas al levantar jueces libertadores, el amor constante por Judá antes y después del exilio, etc.

El mismo Dios vengativo, castigador, juez y lleno de ira es el Dios del Nuevo Testamento. Dos ejemplos visibles en el NT son los castigos al rey Herodes (quien murió agusanado, Hch 12:23) y a Ananías y Safira (Hch 5). Es verdad que en el NT Dios no ordena matar a poblaciones enteras, pero sí se dice que enviará a los incrédulos y a los pecadores al infierno.

El Dios retratado en las Sagradas Escrituras es el Dios de amor y de justicia. No se debe resaltar alguna característica o atributo divino más que otro. Hacerlo sería desfigurar a Dios.

 

Tapachula, México, 09 de octubre de 2018